Por Arantxa Orive Armas, socia de Wikimedia España e impulsora de la iniciativa de Patrimonio Gráfico en Vitoria-Gasteiz.
Los hay de neón, madera, plástico, piedra, metal o de cerámica, con tipografías antiguas, modernas, con imágenes exclusivas, marcas comerciales o simplemente escritos a mano. Los rótulos invaden nuestras calles y conforman el patrimonio gráfico de nuestros territorios.
El patrimonio gráfico se refiere a los elementos visuales que componen la identidad de una empresa, institución, o lugar, como su logotipo, tipografía, colores, iconos y símbolos. Estos elementos son utilizados en la comunicación y promoción de la marca y ayudan a establecer su reconocimiento y credibilidad. El patrimonio gráfico se considera un activo valioso.
En el año 2003, la Unesco organiza la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial, donde se reconocen los «usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas —junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes— que las comunidades, los grupos y, en algunos casos, los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural». En el ámbito del 20º aniversario de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Imaterial, se ha lanzado la campaña Wiki Loves Living Heritage que nos invita a documentar y a compartir el patrimonio vivo.
Wikimedia Commons supone una herramienta ideal para salvaguardar y difundir este patrimonio.
Famosísimo es el Cartel de «Tío Pepe» en la puerta del Sol de Madrid, luce desde 1936, la ordenanza municipal contra la contaminación lumínica estuvo cerca de acabar con el anuncio. Pero en virtud de sus connotaciones sentimentales y tras una movilización popular, el alcalde le concedió el indulto y en 2014 se instaló en su nueva ubicación. Otro icono es el luminoso de Schweppes en la Gran Vía de Madrid que incluso es protagonista en alguna película del cine español.
Pero hay cientos de carteles que desaparecen cada día de nuestras calles, dejándonos sin ese trocito de memoria de “lo cotidiano” que todos tenemos, el rótulo del bar de la esquina, la panadería de toda la vida que llevaba el nombre de la señora propietaria. La globalización hace que las calles comerciales se llenen de rótulos similares en todas las ciudades, las cadenas de moda están dejando poco espacio a los comercios autóctonos.
Rotulo del desaparecido bar La Bodega de la calle Florida, por Centenoyespelta CC-BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons
Muchos han desaparecido, ya solo quedan fotos en el archivo histórico, pero ver esos carteles remueve nuestra memoria, nos hace recordar los helados que comprábamos en la tienda de la esquina, esos bares con nombres propios de los años 80 “Bar Royal”, “Bar la oficina” “Ambigú”. Algunas veces vemos de nuevo esos rótulos y recordamos anécdotas vividas e incluso nos llegan los olores familiares de una tarde de sábado con un chocolate caliente a la mesa.
Un pequeñito granito de arena, para solucionar estas pérdidas, es fotografiar esos letreros de los comercios ya desaparecidos, cerrados o simplemente letreros bonitos e icónicos y compartirlos en Commons. Es sencillo, divertido y nos reencuentra con la historia reciente de la ciudad.
En todos los lugares hay letreros especiales, mientras leías este post, has pensado en ese rótulo tan curioso que hay en tu ciudad que toda la población recuerda con cariño. Puede ser que tenga un nombre gracioso, que dibuje un objeto cotidiano, puede ser que esté en una calle muy transitada o en un pequeño callejón donde no se llega de manera habitual. Este es el momento, pasea por las ciudades cámara en mano y ayúdanos a preservar el patrimonio gráfico de las ciudades.
¡Fotografíalo ya! Quizá mañana el comercio cierre y el rótulo acabe en la basura.
Si necesitas inspiración, puedes ver en Commons la la Category: Patrimonio gráfico de Vitoria-Gasteiz, donde encontrarás más de 300 imágenes de rótulos de Vitoria, algunas son fotos actuales, y otras son fotos históricas, con todas ellas intentamos salvar el patrimonio gráfico.
El pasado 17 de diciembre de 2022 el Museo Nacional del Romanticismo organizó junto a Wikimedia España una editatona sobre mujeres artistas en el siglo XIX (#MujeresArtistasMNR) con motivo del préstamo, como obra invitada en la institución, de El estudio de Abel de Pujol, una pintura realizada en 1822 por la artista francesa Adrienne Marie Louise Grandpierre-Deverzy. La obra pertenece al Musée Marmottan Monet de París y permaneció en el museo entre octubre de 2022 y enero de 2023.
Aunque anteriormente el museo había realizado actividades con Wikimedia, esta editatona ha sido la primera sobre mujeres artistas del siglo XIX, el ámbito cronológico de las colecciones del museo. Sin duda ha sido una experiencia muy positiva para la institución, que desde que supo que iba a tener la oportunidad de exponer la obra de Adrienne Marie Louise Grandpierre-Deverzy comenzó a diseñar y organizar diferentes actividades en torno a la pintura con el fin de hacerla llegar a la mayor cantidad de público posible y de poder explorar los numerosos temas que la escena sugiere (qué mujeres artistas trabajaron durante la primera mitad del siglo XIX, cómo era su formación, cómo se relacionaban entre ellas…). Una de las actividades en las que se pensó en primer lugar fue precisamente las editatonas de Wikimedia por la enorme difusión y seguimiento que tienen sus convocatorias.
Además, el volcado de información en los proyectos Wikimedia está estrechamente vinculado con la función de difusión de las colecciones por parte del museo, en este caso en formato digital, sumándose así a su actividad en redes sociales, la creación y publicación de materiales didácticos y divulgativos en la web del museo, o en plataformas como Calameo o el volcado de sus colecciones en CER.ES Colecciones en Red, un catálogo colectivo en línea que incluye información e imágenes no sólo de las colecciones del Museo Nacional del Romanticismo, sino también de más de 180 museos españoles de diferente tipología y titularidad.
Por tanto, este volcado de información y de imágenes en los proyectos Wikimedia (algunas de ellas, volcadas con motivo de esta editatona, acompañan este texto) es importante dentro de la estrategia de difusión de las colecciones dado el enorme alcance que tienen los contenidos publicados en los proyectos Wikimedia. A ello hay que sumar la posibilidad de que esos contenidos estén disponibles en varios idiomas y puedan enlazarse en otros proyectos.
Por otra parte, este tipo de iniciativas permiten atraer al museo a un público interesado en las actividades de Wikimedia pero que, quizá, no conoce nuestra institución. Desde este punto de vista, para el museo supone una oportunidad de dar a conocer la institución y sus colecciones entre un público más variado, pero también se ofrece al público habitual la posibilidad de participar de manera activa en labores culturales y de documentación del museo, fomentando además la colaboración entre visitantes.
Finalmente, desde el punto de vista del propio personal del museo, esta editatona ha posibilitado que el equipo de Mediación Cultural y el personal técnico hayan conocido desde dentro el funcionamiento de cuestiones básicas sobre edición en Wikipedia y sobre el movimiento Wikimedia.
En cuanto a si un museo debería realizar este tipo de actividad, creemos que reafirma nuestro compromiso con la sociedad. El fomento y la difusión de una cultura de calidad, libre y abierta, deben ser una prioridad para los museos. Por otro lado, este tipo de actividades con otros organismos e instituciones suponen una buena oportunidad para llegar a públicos más amplios y colaborar con otros profesionales de perfiles diferentes, incluso procedentes de ámbitos en apariencia lejanos del patrimonio y los museos, favoreciendo el trabajo multidisciplinar y transversal. Asimismo, estas iniciativas posibilitan al museo plantear acercamientos diferentes a sus colecciones que van más allá de sus límites espaciales y físicos gracias a que en muchos casos el formato de estas actividades es virtual. Este formato virtual también favorece la participación de personas que no se encuentran físicamente en Madrid, ampliándose de este modo el alcance del propio museo. Finalmente, este tipo de actividades también permite a los museos posicionarse sobre ciertos temas para favorecer una cultura más igualitaria.
Desde el museo creemos que, como institución pública con vocación de servicio hacia la ciudadanía, este tipo de iniciativas, las editatonas, son necesarias para ofrecer nuevas lecturas hacia el pasado, relacionando las colecciones con el presente. Creemos que es una línea de trabajo muy atractiva tanto para el museo como institución como para el público que participa en estas convocatorias. La realización de nuevas editatonas permitiría consolidar la actividad, lo que implicaría, a su vez, una mayor difusión de cuestiones relacionadas con el siglo XIX en general y con el Romanticismo en particular.
Al mismo tiempo, nuevas editatonas servirían para transmitir que un museo y sus colecciones no son un conjunto estático de bienes, sino que el museo es dinámico, sus colecciones crecen y están abiertas a nuevos planteamientos y relecturas que nos pueden permitir conocer aspectos que anteriormente han pasado desapercibidos. Además, en un museo como el nuestro, que conserva bienes culturales tan ricos y variados, es posible plantear multitud de temas de interés o seguir ahondando en asuntos ya tratados con el fin de ampliar o crear nuevos artículos.
La intención del Museo Nacional del Romanticismo es continuar a largo plazo con su línea de trabajo centrada en el estudio y visibilización de las mujeres artistas, afianzando así la perspectiva de género en todas las actividades propias de un museo, no sólo la difusión, sino también la adquisición de obras realizadas por ellas, su investigación y conservación. Así, en el caso de la difusión, además de contribuir a ello mediante visitas guiadas, talleres, clubs de lectura o conciertos, el museo tiene intención de organizar próximamente, antes del verano, otra editatona que permita seguir trabajando sobre mujeres artistas, instituciones en las que se formaron y exposiciones que a lo largo del siglo XX y lo que llevamos de andadura del XXI han intentado dar a conocer y reivindicar su papel en la historia del arte y la cultura del siglo XIX.
Alegra García García, conservadora de museos en el Museo Nacional del Romanticismo, y Jesús Valdivia Seller, mediador cultural en la misma institución.